Aunque la mayoría de los legisladores votó a favor de sancionar a quienes impartan ‘terapias de conversión’, algunos diputados no apoyaron la iniciativa.
El Congreso de la Ciudad de México hizo historia este viernes. Con 49 votos a favor, los diputados aprobaron una reforma al Código Penal para imponer sanciones a quienes impartan ‘terapias de conversión sexual’ u obliguen a alguien a recibirla. Sin embargo, no faltaron legisladores que aprovecharon la oportunidad para expresar discursos homófobos.
Aprueban sanciones para quienes impartan ‘terapias de conversión’ en CDMX
¿Qué dice la reforma?
El dictamen aprobado establece sanciones de entre dos y cinco años de prisión a quienes «impartan u obliguen a recibir terapias de conversión». Asimismo, establece que si la víctima es menor de edad, la pena se aumentará en un 50 por ciento.
El Artículo 190 Quarter, que se adiciona al Código Penal, define las ‘terapias de conversión’ como aquellas prácticas que buscan «anular, obstaculizar, modificar o menoscabar la expresión o identidad de género así como la orientación sexual de la persona». Asimismo, precisa que en ellas «se emplea violencia física, moral o psicoemocional mediante tratos, crueles, inhumanos o degradantes».
Durante la presentación del dictamen, los diputados Eduardo Santillán y Temístocles Villanueva explicaron que la iniciativa para sancionar la impartición de ‘terapias de conversión’ busca proteger el libre desarrollo de la personalidad de los integrantes de la comunidad LGBTQ+.
Diputados homófobos
Pero, por increíble que parezca, también hay diputados que votaron en contra de proteger el libre desarrollo de la personalidad y sancionar la violencia, así como los tratos crueles, inhumanos y degradantes.
En contra del dictamen se registraron 9 votos. De esa cantidad, 6 correspondieron al grupo parlamentario del PAN. Otros dos fueron de los diputados de Encuentro Social. Mientras que Efraín Morales es el único diputado de Morena que votó en contra.

El más férreo opositor a la iniciativa fue el diputado Fernando Aboitiz. Al inicio de la sesión, el legislador, vinculado a grupos evangélicos, solicitó una moción suspensiva para sacar el tema de las ‘terapias de conversión’ del orden del día, pero la mayoría de los diputados lo rechazaron.
Posteriormente, Aboitiz presentó una reserva para proteger a los grupos religiosos que imparten ‘terapias’. El legislador quería que se incluyera en la redacción que no podrá considerarse violencia «la manifestación de ideas derivadas de principios de fe». Sin embargo, su propuesta también se rechazó.

Además de Aboitiz, el otro diputado del PES, Miguel Ángel Melo, también votó en contra. Y lo propio hicieron los panistas Héctor Barrera, Diego Garrido, Pablo Montes de Oca y Christian Von Roerich.
Por su parte, la diputada Gabriela Salido acusó que sancionar las ‘terapias de conversión’. es un acto de intolerancia. Mientras que la diputada América Rangel Lorenzana, quien suele referirse de forma despectiva a gays y personas trans, acusó los promoventes de querer imponer la ‘ideología de género’.
No conformes con el pésimo manejo del #Covid_19, este gobierno "progre" nos ensarta caricaturas de una 'muxhe' (un travesti) y una 'queer' (sin género definido).
Ojalá que, así como intentan imponer la ideología de género, se empeñaran en salvar vidas.
¡Esto es inaceptable! ❌ pic.twitter.com/9et9pTEXgE
— América Rangel (@AmerangelLorenz) July 8, 2020
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Los diputados indiferentes
Además de los votos en contra, cinco diputados se abstuvieron de expresar su voto sobre el tema de las ‘terapias de conversión’.
Por parte del PRI se abstuvieron los diputados Ernesto Alarcón Jiménez y Miguel Ángel Salazar Martínez. Mientras que las abstenciones panistas corrieron a cargo de Federico Döring, Ana Patricia Báez y Margarita Saldaña.
A estos diputados también habría que reclamarles, dado que las ‘terapias de conversión’ violan derechos humanos. Está documentado que este tipo de prácticas no tienen sustento científico. Además, suelen incluir prácticas como encierros, maltrato físico y psicológico, privación del sueño o alimento y hasta violaciones correctivas. Ante esto, no se puede ser indiferente.